Período en el que termina de caer la idealización y descubrimos facetas del otro que no habíamos visto, o no habíamos querido ver, lo que genera angustia y preocupación.

 

Es común escuchar “cambió de personalidad”, o “eso no fue que me enseñó al principio”.

 

Esta fase está llena de dudas y temores ¿Será la persona adecuada?, ¿Podré continuar la relación?, ¿Seré feliz con esta persona?. Esas preguntas son normales y necesarias.

 

En esta etapa se hace un análisis más racional de la relación, viendo lo que te aporta y lo que debes cambiar y ceder. Te permite decidir de una manera más consciente.

 

¡Darte cuenta si la felicidad que te aporta supera los malos momentos!

 

En esta fase se producen muchas rupturas. Pero las que perduran, se fortalecen debido a que se fomenta un compromiso con la pareja, de manera más consciente. Ya no solo se habla del otro sino de “nosotros”.