Imagina por un momento que estás viviendo en un país cuya situación económica y política es 20 veces más complicada de la que hemos vivido durante la pandemia. Estanterías de los supermercados vacías, cartillas de racionamiento y ninguna perspectiva para tener vivienda propia, ni siquiera alquilada. Tú con un poco más de 20 años pierdes a tu padre, tu madre más que ayudarte, necesita ayuda. No tienes experiencia laboral, debido a que acabas de terminar los estudios y tampoco sabes que hacer en esta situación. Debido a la crisis esta hasta mal visto desear una vida mejor. Este fue mi panorama. Tomé la decisión de no dejarme llevar por él y empecé a buscar respuestas como salir adelante para poder ayudar a mi familia. 

Tomé las riendas de mi vida y emprendí un viaje de más de 3700 km en busca de cambiarla y ayudar económicamente a mis seres queridos. Sin experiencia en el mundo laboral, sin conocimiento de idioma llegué a España, preciosa tierra llena de oportunidades pero tan difícil para una mujer sola y extranjera.  Llevaba 100 dólares en el bolsillo y una mochila en la que cabían casi todas mis pertenencias. ¿Y para qué os cuento esto? Porque además de los 100 dólares lo que llevaba en mi corazón eran unas ganas locas de cambiar el mundo y un montón de ilusión. Me negaba a pensar que tenía que conformarme con lo que me rodeaba, una vida gris, triste donde ser emprendedor era algo hasta políticamente mal visto. Quise en este país encontrar respuesta a mi pregunta ¿Cómo puedo tener una vida mejor, llena de ilusión, plena y además cómo voy a poder ayudar a los demás? Y no paraba de pensar cómo hacer para ganar dinero, en él veía mi única salida. Era para mí lo primordial en aquel momento, Mi peor pesadilla era verme sin hogar algún día.

Monté mi propia empresa en una de las habitaciones en mi casa alquilada y lo cierto que me empezó a ir bastante bien, aunque dentro de mí había algo que no dejaba de soltar, era el miedo a perder. Y lo más curioso es que cuando más dinero ganaba más temía por perderlo y entonces peor me iba.  Clientes morosos, mercancía defectuosa, incluso tuve problemas con una de las personas que colaboraba conmigo que casi me deja en la ruina. Empecé a tener verdadero pánico a las finanzas, tenía incluso reparo de decir los precios por el miedo a perder a los clientes, esto provocaba que a veces no cobraba lo que debería y acababa perdiendo.   
Fue asi hasta que un día algo me hizo clic y en una de las lecciones que me daba la vida  me di cuenta de que soy yo y mis miedos los que atraían aquella densa energía. Miedo a perder.  El miedo a perder me hacía vivir en la escasez, ya que pensaba en lo que me iba a faltar y no me enfocaba en mis propósitos. Sé el agobio y angustia que se siente cuando vas a mirar tu extracto bancario con el temor de que pueda estar en números rojos, conozco la sensación de desesperación cuando en todos los lados te dan un "no" por respuesta y entiendo la sensación de impotencia cuando confías en alguien para montar una empresa y te das cuenta de que estás envuelta en problemas sin tu haberlos provocado. Lo entiendo porque yo también he estado allí.  En búsqueda de la respuesta a la pregunta  ¿para qué me está pasando esto? Tuve mi segundo clic y entendí por fin el juego interior del dinero.   

Empecé a dedicarme profesionalmente a ayudar a conseguir financiación a las personas que tenían problemas financieros y esto ya hace más de 20 años. Y seguía aprendiendo para ir a un paso más y buscar respuesta a la pregunta ¿Qué hace que tantas personas tienen dificultades financieras?   Muchos de mis clientes volvían a solicitar mis servicios al cabo de un tiempo, ya que estaban de nuevo inmersos en deudas. Esto de nuevo me hizo reflexionar y allí tuve mi tercer clic: asi descubrí el mundo de Desarrollo Personal, me he dado cuenta de que todo está en la mente y en la energía que creamos en nuestro alrededor.  ¿Qué me hizo superar mis momentos difíciles?  Mi manera de pensar. Fue entonces cuando lo vi claro: el cambio se hace desde el interior. Y si yo lo he conseguido, los demás también serán capaces de  hacerlo. Así que uniendo mi experiencia de 20 años como asesora y 7 años en el mundo de desarrollo personal empecé a trabajar desde el interior con mis clientes sin que se dieran cuenta y el resultado ha sido increíble.

Tras todos los años de aprendizaje en estos momentos estoy donde estoy y he conseguido hacer realidad mis 3 sueños: ser financieramente independiente, dedicarme a lo que me apasiona y ayudar a los demás. 

Y para poder llegar a los que por lejanía no puedo ofrecer mis servicios directamente, he creado un método, Método Sylvian, fácil y accionable  que ayudará a cualquier persona que está pasando por dificultades, a cambiar su relacion con las finanzas, aumentar autoconfianza, romper miedos y barreras que le impiden sanear su historia del dinero.  El método utiliza las técnicas de Programación Neurolingüística para reforzar el aprendizaje mediante el poder mental. En él utilizo y comparto todas las técnicas que me han ayudado a mí conseguir mis objetivos.