AGO 8, 2024
El costo oculto del estrés: Cómo el mundo material destruye tu paz interior.
En artículos anteriores, hemos explorado el concepto de entropía y cómo el paso del tiempo puede aumentar el desorden en nuestra alma.
Hoy, profundizaremos en otro aspecto crucial: la relación entre la cantidad de materia con la que nos conectamos y el incremento de la entropía en nuestra vida interior.
Vivimos en un mundo donde el estrés y las demandas del entorno material nos atrapan constantemente. Según el Dr. Joe Dispenza, los tres grandes factores que nos mantienen en esta realidad física son el tiempo, el cuerpo y el entorno. A medida que nos sumergimos más en estos elementos, perdemos la conexión con nuestro mundo interior y espiritual, lo que incrementa la entropía en nuestra alma.
Nuestro cerebro funciona en diferentes frecuencias, y estas frecuencias determinan nuestro estado de conciencia. Cuando estamos estresados, nuestras frecuencias cerebrales se elevan, manteniéndonos en un estado de alerta constante. Este estado es útil para enfrentar los desafíos inmediatos del entorno, pero nos aleja de la reflexión profunda y de la conexión con nuestro mundo interior.
El principio de la entropía nos dice que a mayor materia y complejidad, mayor es el desorden en un sistema. En nuestras vidas, esto se traduce en que mientras más nos conectamos con el mundo material y sus demandas, más aumenta la entropía en nuestra alma. La constante preocupación por el tiempo, el cuerpo y el entorno nos lleva a vivir en un estado de estrés crónico, donde nos enfocamos en lo superficial y lo efímero.
Este enfoque en el mundo material nos aleja de lo espiritual, incrementando el desorden interno. En otras palabras, mientras más tiempo pasamos preocupándonos por el mundo exterior y acumulando cosas materiales, menos tiempo dedicamos a nutrir nuestro mundo interior. Vivir en esta superficialidad sin un propósito ni valores profundos aumenta la entropía en nuestra alma, llevándonos a un estado de caos y desorientación.
El estrés constante nos ata al mundo material, enfocándonos en las demandas del tiempo, las necesidades del cuerpo y las influencias del entorno. Este enfoque en lo material nos aleja de lo espiritual, incrementando el desorden interno. En otras palabras, mientras más tiempo pasamos preocupándonos por el mundo exterior, menos tiempo dedicamos a nutrir nuestro mundo interior.
Esta desconexión espiritual no solo aumenta la entropía en nuestra alma, sino que también nos hace más susceptibles a enfermedades físicas y emocionales. La falta de conexión interior nos deja desprovistos de las herramientas necesarias para manejar el estrés y las adversidades de manera efectiva.
La clave para reducir la entropía en nuestra alma radica en encontrar un equilibrio entre nuestra conexión con el mundo material y nuestra conexión con el mundo espiritual. Es crucial reservar tiempo para la introspección, la meditación y la conexión con nuestro ser interior. Al hacerlo, podemos reducir nuestras frecuencias cerebrales, entrando en un estado de mayor calma y reflexión, lo que disminuye el desorden interno y promueve un sentido de paz y equilibrio.
Reflexionemos sobre cómo el desorden interno afecta nuestras vidas y cómo podemos trabajar para alcanzar un equilibrio significativo.
Concariño y respeto.
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